
By Kathy Hunt
Oct 16, 2025
Durante más de un cuarto de siglo, el mundo ha enfrentado una epidemia de opioides que comenzó en la década de 1990 con la introducción del opioide semisintético oxicodona para el tratamiento del dolor. La epidemia cobró fuerza en 2010 con el creciente mercado de heroína y entró en otra fase en 2013 con la ascendente popularidad de los opioides sintéticos, como el fentanilo. Según datos citados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (National Institute on Drug Abuse, NIDA) de los EE. UU., en 2023, las fuerzas del orden de los EE. UU. incautaron 115 562 603 píldoras que contenían fentanilo. Esta cantidad era 2300 veces mayor que la cantidad confiscada en 2017.
El fentanilo, prescrito para tratar el dolor crónico o posoperatorio es unas 50 veces más fuerte que la heroína y unas 100 veces más potente que la morfina, opioide natural. Se considera que dos miligramos de fentanilo constituyen una dosis potencialmente letal. Si a su potencia se suma la facilidad con la que se produce y distribuye, junto con la frecuencia con la que se mezcla con otras sustancias ilícitas, como la heroína y las metanfetaminas, el riesgo de sobredosis aumenta.
La Administración de Control de Drogas (Drug Enforcement Agency, DEA) de los EE. UU. ha informado que en 2023 más de 107 000 personas perdieron la vida por una sobredosis de drogas en los EE. UU. Casi el 70 % de esas muertes fueron ocasionadas por opioides como el fentanilo. Los adultos no fueron las únicas víctimas. Un informe de mayo de 2023 publicado en JAMA Pediatrics indicaba que, en 1999, un cinco por ciento de las intoxicaciones pediátricas mortales por opioides en los Estados Unidos se atribuyeron al fentanilo. EN 2021, esa cantidad se había elevado a 94 %. Mientras tanto, la revista The New England Journal of Medicine reveló que en el período comprendido entre 2013 y 2023, unos 1500 niños menores de seis años sufrieron intoxicación por fentanilo en los EE. UU.
La Dra. Nikoleta Kolovos, intensivista pediátrica del Hospital de Niños de San Luis (St. Louis Children’s Hospital) situado en San Luis, Misuri, afirma que los casos notificados de exposición al fentanilo en niños se han incrementado en un factor de 10 en la última década. "Ninguno de estos casos fue intencional", dice Kolovos, quien también es profesora de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Washington en San Luis (Washington University in St. Louis).
"Los niños pequeños, sobre todo los de edad preescolar o aún más pequeños, pueden encontrar sin querer un parche de fentanilo o una píldora contaminada con fentanilo en el piso y, por la etapa de su desarrollo, se llevarán eso a la boca", dice Kolovos. "Lamentablemente, a menos que esto se descubra rápidamente, el resultado puede ser fatal".
De manera similar a los adultos expuestos al fentanilo, los niños sufren una disminución en su función respiratoria, bajos niveles de oxígeno en sangre, baja presión arterial y disminución de la frecuencia cardíaca. Si se detecta a tiempo, se debe administrar naloxona (el medicamento utilizado como antagonista de opioides y para reversión de sobredosis, conocido como Narcan), por lo que el niño requerirá de hospitalización y una infusión intravenosa de Narcan. Incluso en ese caso, los pacientes de corta edad pueden sufrir graves efectos a largo plazo, como el síndrome de neurotoxicidad asociada con el uso de opioides en pediatría con edema cerebeloso (pediatric opioid use-associated neurotoxicity with cerebellar edema, POUNCE) y efectos en el largo plazo de un paro cardíaco si se les resucita con éxito, dice Kolovos.
El guardar los medicamentos en un lugar seguro para que los niños no tengan acceso a ellos es una manera de prevenir la exposición a los opioides. Otra manera es reducir, o eliminar por completo, la probabilidad de que los niños y los adultos entren en contacto con drogas ilícitas y productos farmacéuticos falsificados. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (U.S. Food and Drug Administration, FDA) define a estos últimos como "medicamentos falsos o adulterados [que] pueden ser nocivos para la salud porque, aunque se hagan pasar por auténticos, pueden contener los ingredientes incorrectos, pueden contener demasiado, demasiado poco o nada del ingrediente activo o pueden contener otros ingredientes nocivos". Según el NIDA, los productos farmacéuticos falsificados se adquieren por lo general en línea y a través de las redes sociales para el tratamiento del dolor, la ansiedad y el síndrome de déficit de atención/hiperactividad (attention deficit/hyperactivity disorder, ADHD). Las píldoras se parecen a los medicamentos genuinos, pero pueden contener aditivos mortales, como el fentanilo. El motivo de la adición de fentanilo a los medicamentos falsificados es que este opioide sintético es barato y fácil de fabricar, lo que reporta mayores beneficios para los traficantes.
El trabajar para mejorar los ensayos de detección de drogas y el disminuir la presencia de las drogas ilegales o falsificadas son dos de los muchos objetivos del Comité de ASTM International sobre Ciencias forenses (E30). A principios de este año, el comité dividió su Subcomité sobre Criminalística (E30.01) en varios grupos más pequeños, específicos para cada disciplina. Al hacerlo, el comité amplió la cantidad de subcomités sobre ciencias forenses de cuatro a ocho y creó el Subcomité sobre Drogas incautadas (E30.14).
"El Subcomité sobre Criminalística tenía cerca de 80 diferentes estándares y temas de trabajo, y había crecido hasta tal punto que se había vuelto logísticamente inmanejable", afirma Laura Hernández, vicepresidenta del comité y directora de Verity Labs. "No todos los interesados en un estándar sobre drogas estarán interesados en oír o leer sobre lo que ocurre en materia de disciplina contra incendios o cualquiera de los otros temas que trata el Subcomité sobre Criminalística. Los nuevos subcomités se alinean mejor con lo que hace y lo que busca la gente, y deberían haber mejorado la participación".
El Subcomité sobre Drogas incautadas tiene actualmente cinco estándares publicados. Uno de ellos es la Práctica estándar para la identificación de las drogas incautadas (E2329). Este, considerado uno de los estándares más cruciales para el análisis de las drogas ilegales, está recomendado por organizaciones como el Grupo de Trabajo Científico para el Análisis de Drogas Incautadas (Scientific Working Group for the Analysis of Seized Drugs, SWGDRUG) que desarrolla estándares mínimos internacionalmente aceptados y especifica las mejores prácticas para los análisis de drogas. El estándar describe los criterios mínimos y el flujo de trabajo analítico para el examen cualitativo de las drogas incautadas. También explica la manera de seleccionar el método analítico utilizado para la determinación y la confección de informes sobre la identidad de las drogas. Los requisitos jurisdiccionales pueden influir sobre las técnicas que emplea un laboratorio.
El Subcomité sobre Drogas incautadas ha propuesto seis nuevos estándares que incluyen el Método de ensayo para el análisis de drogas incautadas por medio de la cromatografía de gases/espectrometría de masas (gas-chromatography/mass spectrometry, GC-MS) (WK93504). La instrumentación basada en masas difiere de la instrumentación óptica disponible en el mercado, como la espectroscopía infrarroja por transformada de Fourier (Fourier transform infrared spectroscopy, FTIR) y la espectroscopía Raman, en cuanto a que posee una mayor sensibilidad para las mezclas de fentanilo.
El subcomité también elaboró un proyecto de trabajo para una guía estándar de evaluación de datos de espectroscopía FTIR durante el análisis cualitativo de las drogas incautadas (WK75231).
El método de prueba GC-MS se basa en el Análisis y Notificación Uniformes y Globales de Sustancias Relacionadas con las Drogas (Global Uniform Analysis and Reporting of Drug-Related Substances, GUARDS) de la DEA. El método GUARDS se desarrolló para abordar los desafíos analíticos presentes en el mercado de drogas ilegales de la actualidad y la emergencia creciente de las drogas sintéticas. Ha sido adoptado por otros laboratorios forenses federales, dice Agnes Winokur, presidenta del comité.
Ella agrega que el E30 se ha asociado con la DEA para ofrecer a la comunidad forense un método estandarizado y basado en el consenso para analizar muestras de drogas. "La DEA ha compartido parámetros del método, consejos para la optimización del método y datos de retención relativos para ayudar a este proceso", dice.
Otro elemento de trabajo del subcomité es el nuevo Método de ensayo para el análisis del fentanilo y sustancias relacionadas mediante cromatografía de gases/espectroscopía infrarroja (gas-chromatography-infrared spectroscopy, GC-IR) (WK93971). El método de ensayo de GC-IR aborda compuestos estructuralmente similares que han sido difíciles de identificar cuando se analizan con las técnicas tradicionales. La mayoría de las muestras de las drogas incautadas son polidrogas, lo que significa que contienen sustancias psicoactivas combinadas que pueden complicar los ensayos.
"A menudo, la mezcla de sustancias se compone de drogas similares, estructuralmente relacionadas, y los métodos de GC-MS pueden no ser suficientes para identificar sustancias específicas o isómeros", dice Winokur. "El proporcionar un método estandarizado en GC-IR ofrece a los laboratorios forenses un método alternativo para incorporar a su técnica analítica, a fin de ayudar a identificar la sustancia con exactitud".
En años recientes, el método de GC-IR, que complementa al de GC-MS se ha utilizado cada vez más en el análisis de drogas. Sin embargo, en la actualidad, no existen estándares sobre la manera de realizar ensayos con GC-IR y GC-MS.
El control de calidad es importante en cualquier campo. Este es especialmente el caso en ciencias forenses, en las que la exactitud de los resultados de los ensayos y la integridad de las pruebas son esenciales para su empleo en los procedimientos judiciales.
"¿Cómo garantizamos que la ciencia que llega a los tribunales sea realmente válida y cómo garantizamos que sea exacta y confiable?" pregunta Hernández.
Ella señala que los laboratorios forenses que se especializan en ensayos de drogas incautadas pueden estar gestionados por un condado, un estado, una región, una entidad privada u organismos gubernamentales, como el Centro para la Investigación y la Educación de Ciencia Forense (Center for Forensic Science Research and Education, CFSRE), que es el centro de la DEA dedicado a las drogas de la Lista I (Schedule I). Los laboratorios también varían en tamaño, desde unas pocas personas hasta centenares, así como en capacidades y metodologías.
La nueva Práctica para programas de control de calidad ciegos intralaboratorio específicos para el análisis de las drogas incautadas (WK93533) está diseñada para proporcionar una evaluación continua del desempeño de los laboratorios forenses que efectúan los análisis y la identificación de las drogas confiscadas. Esto se consigue mediante una evaluación de calidad ciega que prueba todos los procesos operacionales y analíticos de un laboratorio.

El Comité E30 se ha asociado con la DEA para llevar un método estandarizado y basado en el consenso a la comunidad forense.
"La mayoría de los laboratorios forenses cuenta con iniciativas de control de calidad, como los ensayos de competencia, los ensayos de aptitud y las medidas correctivas y preventivas, pero muy pocos han comenzado a explorar la manera de iniciar una evaluación de calidad ciega que ponga a prueba la totalidad de los procesos operacionales y analíticos del laboratorio forense", dice Winokur. "Un programa de calidad ciego que utilice un enfoque basado en el flujo de trabajo de casos reales brinda al laboratorio forense la oportunidad de identificar áreas de automejora que pueden no ser evidentes a través de otras iniciativas de control de calidad, como el sesgo cognitivo".
Al comprender las fortalezas y las debilidades de sus métodos, un laboratorio puede cambiar o actualizar los métodos utilizados, según sea necesario. En el presente, no existen requisitos mínimos para el establecimiento y la implementación de programas de control de calidad ciegos sobre drogas incautadas.
En diciembre de 2023, el Presidente Joe Biden promulgó la Ley de investigación sobre Ensayos, análisis rápidos y calidad de narcóticos (Testing, Rapid Analysis, and Narcotic Quality, TRANQ). La ley, presentada por el senador Peter Welch, de Vermont, aborda el aumento, en todo el ámbito nacional, de las drogas ilegales como la xilazina, un tranquilizante para animales, o "tranq", que frecuentemente se mezcla con fentanilo. La ley resalta la necesidad de contar con una metodología para los nuevos opioides sintéticos y ordena al Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (National Institute of Standards and Technology, NIST) que establezca colaboraciones y desarrolle nuevos ensayos para la detección rápida.
Winokur señala que este año, el E30 ha aumentado sus colaboraciones con organismos como el NIST y la DEA, y organizaciones como la Organización de Comités del Área Científica (Organization of Scientific Area Committees, OSAC). Al trabajar juntos y estandarizar los métodos de análisis para las muestras de drogas confiscadas habrá una recopilación de datos más coherente, lo que, a su vez, tendrá impacto en las respuestas de las fuerzas del orden y la salud pública ante las nuevas amenazas relacionadas con las drogas.
"ASTM está cumpliendo con su parte en el apoyo a la seguridad pública al colaborar con otras organizaciones y agencias para desarrollar metodologías estandarizadas relevantes, como vemos con estos proyectos de trabajo", dice Winokur.
Además, el comité siempre está dispuesto a aumentar la participación de las partes interesadas. Entre los participantes actuales en E30 se encuentran representantes de los factores humanos, laboratorios, organismos gubernamentales y la comunidad jurídica.
"Están aportando muchos puntos de vista muy diferentes y colaboran entre sí", indica Hernández. "Necesitamos garantizar que todos estén representados en nuestros estándares. Esto nos asegurará que contamos con estándares sólidos".
Aunque el Subcomité sobre Drogas incautadas realiza una labor fundamental en relación con el fentanilo y otras drogas ilegales, otro nuevo subcomité sobre ciencias forenses también se muestra prometedor en la lucha contra la epidemia de opioides. El Subcomité sobre IA y aprendizaje automático (machine learning, ML) para la ciencia forense (E30.16) propone dar forma al uso de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático en las ciencias forenses. Al utilizar estas herramientas, los científicos forenses pueden ser testigos de una mejora en la gestión de las pruebas y las operaciones, los procesos analíticos y la presentación de los informes de resultados.
Entre los beneficios de agregar el aprendizaje automático y la IA a las ciencias forenses, Max M. Houck, del Centro Global Forense y de Justicia (Global Forensic and Justice Center) de la Universidad Internacional de Florida (Florida International University) cita, en una publicación de octubre de 2024 del Simposio Internacional de Identificación Humana (International Symposium of Human Identification), la posibilidad de mejorar el desempeño humano mediante la gestión de grandes conjuntos de datos, la detección de patrones y la caracterización de las pruebas. Las dos herramientas ofrecerían una mayor eficiencia y exactitud, así como una entrega más rápida de los resultados de las pruebas.
El Comité sobre Ciencias forenses invita a los expertos en el ámbito de la IA a que participen en los foros interdisciplinarios del subcomité E30.16. Los foros, de naturaleza colaborativa, abordan temas, como la terminología, la interoperabilidad de los datos, los protocolos de flujo de trabajo, la capacitación y las consideraciones éticas, como el sesgo en los datos. Para obtener información sobre cómo participar en los Subcomités sobre Drogas incautadas, IA y aprendizaje automático y cualquier otra disciplina de las ciencias forenses, comuníquese con el gerente de Personal Kevin Shanahan.
September / October 2025