By Jack Maxwell
Jul 29, 2025
Los principios básicos del diseño circular no son nuevos en el siglo XXI : crear productos duraderos, reutilizables y que se puedan reparar cuando se rompen y reciclar cuando ya no pueden repararse. Mucho antes de que existieran varias versiones de todos los productos imaginables para todos los usos imaginables y de que fuera más fácil tirar un artículo usado y comprar uno nuevo, la gente sacaba el máximo partido a sus posesiones.
Nuestros ingeniosos antepasados, fabricaban muebles, artículos domésticos de primera necesidad y prendas de vestir con las materias primas que tenían a mano. Los reparaban cuando se rompían y reutilizaban los componentes cuando dejaban de funcionar. El concepto de sostenibilidad, aunque no siempre se conozca con ese nombre, se remonta a milenios atrás.
En la antigua Roma, las herramientas y armas de hierro desechadas se fundían y se convertían en nuevos instrumentos. En el Japón del siglo XVII, los viejos manuscritos se empapaban, se machacaban y se volvían a convertir en nuevas hojas de papel. Las ropas viejas, a menudo confeccionadas a mano con lana y lino por los primeros colonos americanos, se convertían en muestrarios para colchas cuando finalmente se desgastaban.
Irónicamente, se podría argumentar que la propia superabundancia de cosas generada por la economía global en constante expansión creó las condiciones necesarias para el crecimiento del movimiento de diseño circular en las últimas décadas. Las agencias gubernamentales pusieron en marcha programas de reciclaje, los grupos industriales buscaron formas de mitigar su impacto en la extracción de recursos y en el consumo de energía, y los ciudadanos tomaron conciencia del papel que desempeñaban en el interminable ciclo de fabricar/usar/desechar de la cultura de consumo moderna.
El comité de sostenibilidad de ASTM International (E60) contribuyó a este importante cambio social desde su creación en 2008. Y tres nuevos estándares ampliarán ese impacto, uno centrada en el propio proceso de diseño del producto y otros dos diseñados específicamente para ayudar a las partes interesadas a aplicar conceptos de diseño circular a los sectores de productos de construcción y atención de la salud.
A lo largo del proceso continuo de desarrollo de nuevos productos, que va desde la primera chispa de una idea hasta el resultado final en la estantería de la tienda, las primeras fases del proceso de diseño son el momento óptimo para tomar decisiones que repercutirán en la sostenibilidad del producto.
"La circularidad en los productos fabricados exige planificar con antelación los productos, los modelos de negocio, las cadenas de suministro, los procesos de fabricación y la infraestructura en general", explica el Dr. Buddhika Hapuwatte, adjunto del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) y miembro del subcomité de fabricación sostenible (E60.13). "El diseño del producto es un factor clave, ya que en esta etapa se hace la mayor parte de la planificación sobre el producto y los sistemas más amplios con los que interactúa. Además, el diseño es también el momento donde estas decisiones y cualquier cambio de planes pueden hacerse con el menor costo económico".
El papel fundamental que desempeñan estas primeras decisiones en el proceso de creación de un nuevo producto es una de las razones por las que Hapuwatte y sus colegas se centraron en la fase de diseño cuando empezaron a estudiar los estándares de diseño circular hace varios años. En septiembre de 2022, se inició un elemento de trabajo sobre los principios del diseño de productos circulares, y los niveles de participación confirmaron de inmediato la importancia del estándar. A las primeras reuniones asistieron cerca de 200 personas en representación de muchas industrias, incluidos productos de construcción, maquinaria pesada, dispositivos médicos, textiles, electrónica y equipos para actividades al aire libre.
La lista internacional del equipo central de redacción se enfrentó a una serie de retos al comenzar el trabajo, desde preocupaciones mundanas como la gestión de las zonas horarias al programar las reuniones, hasta cuestiones más importantes como la terminología y el alcance.
"Como la economía circular y la circularidad son áreas de interés relativamente nuevas y aún en evolución, es necesario llegar a un consenso sobre las definiciones terminológicas", señala Hapuwatte. "Especialmente debido a la cantidad de sectores diferentes implicados, el mismo término puede tener diferentes interpretaciones en distintos entornos. Algunos de los debates anteriores estaban relacionados en gran medida con la terminología".
"También nos enfrentamos a retos relacionados con el alcance del estándar, porque muchos de los factores relacionados con la economía circular y el diseño de productos circulares son bastante amplios", prosigue Hapuwatte. "Por ejemplo, teníamos preguntas sobre el tratamiento de las infraestructuras y las consideraciones sociales en esta guía. Basamos nuestras decisiones en relación con cuán dentro de la esfera de influencia del diseñador de producto están esas áreas, ya que esta guía está dirigida principalmente a apoyar la toma de decisiones de los diseñadores de producto".
Para ese fin, la nueva guía estándar de principios de diseño de productos circulares (E3461) proporciona una base adaptable que las distintas industrias pueden utilizar para elaborar directrices específicas para sus aplicaciones concretas. "La versión inicial de la guía proporciona una estructura y ofrece una visión más amplia de los aspectos que hay que tener en cuenta durante el diseño del producto y se asegura de que se consideren todas las fases del ciclo de vida del producto", afirma Hapuwatte. "La estructura proporciona un formato coherente para futuras guías y trabajos relacionados. Adoptar una visión integral del ciclo de vida ayuda al diseñador a considerar las posibles compensaciones durante las distintas fases del ciclo de vida del producto debido a los cambios en el diseño del producto y cómo pueden interactuar con los sistemas más amplios implicados".
Hapuwatte señala que los planes futuros requieren la expansión de la guía para incluir más aplicaciones y pautas específicas para cada sector, así como consideraciones a nivel de sistema (logística e intercambio de información, por ejemplo) que pueden ser menos pertinentes para el diseño de productos convencionales, pero que, sin embargo, lo son para el diseño de productos circulares. Él y sus colegas prevén colaborar con expertos del sector y las partes interesadas para validar las directrices en distintos entornos e identificar mejoras para futuras adiciones y revisiones de esta guía.
Aunque algunos de los retos inherentes al proceso de diseño de productos circulares son comunes a todos los sectores (o a la mayoría), otros vienen dictados por la naturaleza de los productos en cuestión. Hapuwatte cita el ejemplo de un teléfono inteligente.
"Si los diseñadores de teléfonos se centran únicamente en el índice de recuperación de los materiales al final de su uso, elegirán elementos de diseño que faciliten el desmontaje del producto y la separación de los materiales", explica. "Sin embargo, además de las implicaciones económicas, si no se tienen en cuenta las posibles consecuencias para otras etapas de la vida del producto, esos elementos de diseño también podrían provocar problemas de fiabilidad y perjudicar funcionalidades como la resistencia al agua. Aunque se trata de un ejemplo simplificado, muestra las complejidades de diseñar productos para la economía circular".
Circularidad en productos sanitarios Tom Frantz, director de desarrollo de materiales avanzados de Technimark LLC, se enfrenta a las espinosas cuestiones relacionadas con la aplicación de los principios del diseño circular desde la perspectiva del embalaje de productos médicos y como miembro del equipo que trabaja actualmente en una guía estándar para diseñar la reciclabilidad de los productos y embalajes de un solo uso utilizados en aplicaciones sanitarias. (WK88282). Dada la asombrosa cantidad de residuos que genera esta industria, la nueva guía, que se votará por primera vez en enero, es de suma urgencia.
¿Cómo se define "asombroso"? Frantz cita una publicación de la Organización Mundial de la Salud que calcula que los residuos sanitarios diarios varían entre 1,8 y 10,7 kilogramos por cama hospitalaria ocupada por día. "Este total representa una combinación de dispositivos médicos de un solo uso y sus embalajes de plástico, papel y cartón; residuos anatómicos como tejidos y fluidos corporales; desechos y residuos de desinfectantes, productos de limpieza y otros fluidos; residuos de alimentos o cocina; residuos medicinales y prendas de protección como guantes y batas", afirma Frantz.
Mientras que muchos hospitales reciclan embalajes de cartón y papel, otros elementos del flujo de residuos suponen un reto mayor, en particular los productos de un solo uso fabricados con materiales mixtos y cuyo embalaje es más complejo debido a los requisitos de esterilidad. Frantz también señala que un único centro de atención médica puede recibir productos de cientos de proveedores, lo que complica aún más la ecuación del reciclaje.
"Es muy fácil fabricar un producto o un embalaje no reciclable", afirma. "Es difícil considerar resueltamente qué características de diseño y compensaciones se requieren para permitir que un producto o embalaje se procese con éxito a través del flujo de reciclaje".
La nueva guía estándar permite a los diseñadores de productos sanitarios evaluar las características que podrían aumentar la probabilidad de que una pieza se recicle y reducir al mínimo el uso de componentes muy mezclados e inseparables que dificultan ese proceso de reciclaje. Frantz señala que el impulso para la guía vino de la industria y de Healthcare Plastics Recycling Council (HPRC) que vieron la necesidad de un estándar específicamente adaptado para abordar cuestiones relevantes para el espacio médico o sanitario.
La participación de HPRC no debería sorprender, dada la importancia crítica de los plásticos para el sector sanitario. Sus propiedades constantes, predecibles y de alto rendimiento las hacen adecuadas para una amplia gama de aplicaciones médicas, y también se utilizan ampliamente en el embalaje secundario de dispositivos médicos.
A medida que avanzaban los trabajos sobre el documento WK88282 hasta 2024, Frantz y otros miembros del subcomité de atención sanitaria sostenible (E60.42) hicieron referencia a las pautas de diseño existentes de organizaciones como HPRC y la Asociación de Recicladores de Plásticos. "Estos documentos nos permitieron identificar las características clave del diseño que son importantes para el proceso de reciclado mecánico de plásticos. Pudimos colaborar con estas organizaciones y adaptar sus directrices", afirma, y añade que la nueva guía estándar tendrá en cuenta las implicaciones del reciclado químico y abarcará también otros materiales además del plástico.
Frantz cree que los beneficios más importantes de la guía se producirán en el ámbito de los productos y embalajes de un solo uso. Con la inclusión de información sobre materiales de barrera, etiquetas, adhesivos, tintas, cierres y dispensadores, los diseñadores de productos estarán mejor capacitados para incorporar estos elementos de forma que permitan reciclar con éxito un producto, en lugar de incinerarlo o depositarlo en vertederos.
La tercera pata de la última trifecta de sostenibilidad de la E60 es inusual entre los estándares ASTM, ya que el subcomité de edificación y construcción (E60.01) lo desarrolló como herramienta para que otros lo utilizaran en la elaboración de sus propios estándares. Bill Griese, subdirector ejecutivo de Tile Council of North America, recorrió el largo camino hasta completar la práctica estándar para el desarrollo de estándares de sostenibilidad multiatributo para productos de construcción (E3135).
"Tuvimos nuestra primera reunión acerca de lo que finalmente se convirtió en el nuevo estándar en octubre de 2014, así que llevamos más de 10 años trabajando en esto", señala. El catalizador fue la frustración en la comunidad de productos de construcción por el hecho de que los estándares, códigos y sistemas de clasificación de edificios ecológicos que se estaban desarrollando en aquel momento, como el Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED, por sus siglas en inglés), Green Globes y el Código Internacional de Construcción Ecológica, se centraban demasiado en los atributos individuales de los productos.
Por ejemplo, las puertas. ¿Y si hay algo más importante que el requisito de 20 % de contenido reciclado? ¿Y si se trata de emisiones de compuestos orgánicos volátiles o de la pintura utilizada? Para una puerta de madera, ¿qué pasa si la silvicultura recuperada es más importante que el contenido reciclado? ¿Y si es la regionalidad, cuánta energía se necesita para fabricarlo, cuánto dura? "Por supuesto que el contenido reciclado es importante, pero la sostenibilidad no consiste en atributos individuales aislados, sino en todos los atributos y en un enfoque del ciclo de vida completo", afirma Griese.
Para que se entienda mejor, Griese y sus colegas pidieron a U.S. Green Building Council (la organización que administra el sistema LEED) que estudiara la posibilidad de incorporar a la última versión de LEED varios estándares del sector vigentes en ese momento (mediados de la década de 2010). "El sector de las alfombras tenía el estándar NSF 140, el sector de los revestimientos resilientes para suelos, el NSF 332, el sector de los muebles, un estándar llamado Nivel BIFMA, y el sector de las baldosas cerámicas, el ANSI A138.1", explica. "Dijimos que si va a estandarizar este producto concreto, aquí tiene el estándar que debe usar".
Para evitar cualquier problema que pudiera haber surgido sobre qué estándares concretos de diferentes sectores se añadirían a la lista de funcionamiento, empezó a circular una idea interesante entre los miembros del E60.01.
"Empezamos a pensar: ¿no estaría bien que tuviéramos un estándar para estos estándares?", comenta Griese. "No sería necesario disponer de una lista, sino que bastaría con decir, como un crédito más del estándar, que cualquier producto que cumpla una especificación desarrollada conforme a un estándar ASTM concreto está aprobado para este crédito. Esa era la idea: necesitábamos un estándar para los estándares a fin de crear un marco en torno a estos estándares multiatributo si alguna vez iban a ser reconocidos por LEED y otros sistemas de calificación".
Cuando se empezó a trabajar en el E3135 en 2014, se prestó mucha atención al proceso de desarrollo de estándares de sostenibilidad multiatributo, al marco de cómo deben elaborarse dichos estándares y a su aspecto. "Se habló mucho de lo que es un estándar multiatributo consensuado", recuerda Griese. "Así que definimos el proceso de consenso y eso nos llevó algún tiempo. Era algo natural, porque, obviamente, al ser ASTM una organización de desarrollo de estándares de categoría mundial, había muchos conocimientos en la sala".
Es importante subrayar que la nueva práctica estándar no es una solución única. Según Griese, "corresponde a cada sector fijar los umbrales en cada fase del ciclo de vida para cada atributo. Eso es lo que es un estándar de sostenibilidad multiatributo, y creemos que realmente cambiará las reglas del juego para el sector, porque una vez que cada sector disponga de un estándar, podrá crear sus propios programas de certificación, podrá crear sus propias referencias a sus estándares y códigos. Es una forma de especificar los productos adecuados para las aplicaciones adecuadas, de acuerdo con los principios de sostenibilidad correctos. Y creo que mitigará la confusión en el mercado. Pero eso nunca podría hacerse sin un estándar como este, que proporciona el marco general para que cada sector desarrolle dichos estándares.
"Creemos que la razón por la que este nuevo estándar será útil es que generará mucha confianza en el mercado", concluye Griese. "Sabrán que personas expertas en elaboración de estándares desarrollaron un estándar sobre cómo debe elaborarse una estándar".
July / August 2025