By Kathy Hunt
Jun 07, 2025
Si usted sigue las noticias podría haberse enterado sobre un creciente número de historias acerca de incendios forestales catastróficos. Según lo define la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (Federal Emergency Management Agency, FEMA) de los Estados Unidos, un incendio forestal es un incendio no planeado que arde en zonas naturales o silvestres como bosques, matorrales, pastizales o praderas. Estos incendios suelen iniciarse por una actividad humana o por un fenómeno natural, como la caída de rayos o erupciones volcánicas.
En 2024, en Brasil se quemaron más de 46 millones de hectáreas de la selva amazónica, el humedal Pantanal y el bioma del Cerrado, lo que afectó directamente a 11 millones de personas, según la Confederación Nacional de Municipalidades de Brasil. El mismo año los incendios forestales de los EE. UU. consumieron aproximadamente 3.6 millones de hectáreas en el Noroeste y el Sur. El año pasado en Canadá, los incendios forestales arrasaron Alberta, Columbia Británica, Saskatchewan y los territorios del Noroeste. Todo ello tras la temporada récord de incendios forestales de Canadá de 2023, en la que ardieron 15 millones de hectáreas. Todos estos incendios diezmaron bosques, vida silvestre, viviendas y empresas, e interrumpieron los servicios de transporte, comunicaciones, energía y agua. En amplias zonas del continente americano también se registraron alertas de calidad del aire en código rojo, así como hospitalizaciones por problemas respiratorios debidos al humo de los incendios forestales.
La NASA ha señalado en su sitio web que, globalmente, la frecuencia y la intensidad de los incendios forestales extremos han crecido a más del doble con respecto a las dos décadas anteriores. Al quemarse más tierra, eso hace que se diseminen las emisiones de humo y de carbono. Los seres humanos pueden provocar, accidental o deliberadamente, la mayoría de los incendios forestales, pero las sequías y el clima más cálido los mantienen ardiendo durante más tiempo y con más fuerza.
Las conflagraciones urbanas no son menos devastadoras. El descuido humano, la mala planeación municipal, los materiales de construcción obsoletos o inflamables y la rápida urbanización desempeñan un papel en la ignición de los incendios urbanos. La densidad de los edificios, los vientos de alta velocidad, los desastres naturales y los inadecuados o sobrecargados servicios de respuesta ante emergencias aumentan su letalidad. En 2017, el incendio de la Torre Grenfell de Londres, que se declaró en una torre residencial de 24 pisos, ardió durante 60 horas y causó 72 muertes. Siete años después, un incendio similar destruyó un complejo residencial de 14 pisos en Valencia, España. Diez personas perdieron la vida. Aunque las causas pueden ser diferentes de las de los incendios forestales, las pérdidas de vidas, de medios de subsistencia y de propiedades tienen el mismo impacto.
Son igualmente devastadores los incendios que ocurren en la intersección de paisajes silvestres y desarrollados que los de interfaces silvestres-urbanas (wildland-urban interfaces, WUI). Este tipo de incendio arrasa edificios y grandes extensiones de vegetación silvestre. Un ejemplo reciente es el incendio de 2023 de la isla de Maui, Hawái. El incendio de WUI, impulsado por el viento, quemó más de 880 hectáreas, destruyó más de 2200 estructuras y causó daños por $5500 millones en la ciudad histórica de Lahaina. Fallecieron más de 100 personas.
En parte como respuesta a otro incendio desastroso, el Gran Incendio de Baltimore de febrero de 1904, en el que más de 1500 edificios ardieron hasta los cimientos, ASTM International presentó un nuevo comité sobre materiales incombustibles. Denominado inicialmente “Comité P”, ha evolucionado hasta ser hoy el Comité sobre Estándares contra incendios (E05). El grupo se encarga de crear estándares de evaluación de riesgos de incendio y peligros de incendio que se centran, sin restringirse a ello, en edificios y materiales de construcción, productos y conjuntos, muebles, artefactos y equipos mecánicos y eléctricos e instalaciones y equipos de transporte. Tradicionalmente, las regulaciones de seguridad contra incendios han sido prescriptivas, dice Marc Janssens, galardonado con el Premio al Mérito (Award of Merit) ASTM de 2024 y vicepresidente del comité. Ese enfoque ha cambiado.
“Lo que hemos visto en los últimos 40 años es una evolución gradual hacia la evaluación real del comportamiento ante el incendio en lugar de pruebas para asegurar que usted cumpla con los requisitos de un código prescriptivo de edificación o de incendio”, dice Janssens, que participa en el comité desde 1987.
Esta clase de estándares contra incendios, llamados “estándares de inflamabilidad del material” en los EE. UU. y “pruebas de reacción al fuego” en otros países, evalúa aspectos tales como la facilidad de ignición, la cantidad y la velocidad de la liberación de calor, la liberación de humo y otros aspectos relacionados de la inflamabilidad de materiales y de productos, dice Janssens.
“Los estándares de seguridad contra incendios no tratan solo con un producto sino con una amplia gama de productos. El fuego lo afecta todo”, dice Marc Alam, gerente sénior de Códigos y Estándares de incendio y acústica del Consejo Canadiense de la Madera (Canadian Wood Council) y miembro de E05. “Dado que existen tantos intereses materiales y tantas personas involucradas, estos tienden a ser los estándares más polémicos”.
En sus más de 120 años de existencia, el comité sobre estándares contra incendios ha publicado 80 estándares, el más antiguo de los cuales [Métodos de prueba estándar para pruebas de incendio de construcciones y materiales de construcción (E119)] data de 1918.
“Ha sido el estándar de base para casi todo lo referente a la resistencia contra incendios. Todos los demás estándares tienen su origen en E119”, dice Herbert Stansberry, presidente del Subcomité sobre Resistencia contra incendios (E05.11).
El venerable estándar se utiliza para evaluar la capacidad de los elementos de construcción, normalmente conjuntos de pared, pero también pisos, techos y muestras de elementos portantes, para contener un incendio, retener su integridad estructural o lograr ambas cosas durante una prueba de incendio. Mide la transmisión del calor y los gases, la propagación de la llama y el grado en el que el elemento de construcción produce humo, gases tóxicos y otros productos combustibles.
“A lo largo de los años, no ha habido nada verdaderamente innovador que haya cambiado en E119. Es más una cuestión de modernización, de buscar constantemente para asegurarnos de que seguimos siendo compatibles con los materiales y los procesos que actualmente existen”, dice Stansberry, gerente de programas de negocios técnicos e iniciativas de innovación de Intertek. “El E119 es un marco de referencia que permite probar otras cosas que no están descritas específicamente, además brinda orientación para esos elementos más comunes. Hay cosas como las escotillas de techo que no están especificadas directamente en E119, pero que se pueden probar mediante E119”.
Desarrollado por Underwriters Laboratories (UL) en la década de 1920 y adoptado formalmente por ASTM en 1961, el Método de prueba estándar para características de combustión superficial de materiales de construcción (E84/UL723) proporciona índices de propagación de llama y de desarrollo de humo. Es uno de los estándares de ASTM citados con mayor frecuencia en los códigos de edificación de los EE. UU. y ha sido un elemento básico en las pruebas contra incendio durante décadas.
El estándar, gestionado por el Subcomité sobre Combustión superficial (E05.22), tiene aproximadamente seis temas de trabajo en curso, como WK53299, una revisión del Método de prueba estándar de características de combustión superficial de materiales de construcción (E84). Esta revisión propuesta crearía una sección anexa para uniones de madera en E84.
“El modo y el lugar en que usted posiciona las uniones en la muestra de prueba puede tener un impacto enorme en el desempeño”, dice Tim Earl, presidente de Earl Code Solutions, quien se especializa en estándares y códigos de incendio. “Este elemento de trabajo intenta estandarizarlo para que usted tenga la confianza de que cuando observe dos informes de prueba diferentes, estos se hayan probado de la misma manera”.
Otro elemento de trabajo, también una revisión de E84 (WK77776), trata sobre el problema de los materiales montados en el cielorraso que se funden, gotean y finalmente se queman en el piso. En la actualidad, un probador podría informar que no está teniendo lugar ningún quemado más en el cielorraso, pero no se requiere que el probador registre el fuego que ocurre en el piso del túnel de prueba.
El túnel utilizado en E84 es el Túnel Steiner de 25 pies de longitud. Creado por Al Steiner en UL en la década de 1940, mide el comportamiento de combustión superficial de los materiales de construcción. WK77776 propone que el informe de la propagación de la llama en el piso forme parte del E84, una práctica que ya existe en UL 723.
Earl señala que cuando se desarrolló el E84, los materiales de construcción eran muy diferentes de los actuales. No se conocían las espumas, los termoplásticos ni otros especímenes que gotearan por delante del frente de la llama. “Los métodos de montaje a los que se hace referencia en la sección 6 de E84 han sido la ‘bandita adhesiva’ que permite utilizar el E84 para materiales más modernos”, dice. “Al hablar de estos materiales, el código de edificación dirá: ‘Este material debe probarse según E84 utilizando el método de montaje específico desarrollado por E05 para ese material’”.
Además de UL y de ASTM, existen varias organizaciones de desarrollo de estándares, como la Asociación Nacional de Protección contra Incendio (National Fire Protection Association, NFPA) de los EE. UU. La NFPA y ASTM tienen un acuerdo para evitar la duplicación de esfuerzos y armonizar estándares similares, dice Mike Luna, presidente de Priest and Associates Consulting.
“Los códigos de edificación adoptan a menudo múltiples estándares que podrían no estar armonizados” dice Luna. “Un resultado de una prueba podría ser menos exigente que otro, lo que ocasionaría que los fabricantes elijan para las pruebas el estándar más fácil. Por eso es tan importante la armonización”.
Una vez que un estándar se incorpora a un código de edificación, como el Código de Construcción Internacional (International Building Code) del Consejo Internacional de Códigos (International Code Council, ICC), este pasa a formar parte de la regulación y es obligatorio.
Dwayne Sloan, director técnico de Entorno Edificado de UL Solutions, es uno de los muchos voluntarios dedicados de ASTM que lideran las actividades para mantener la armonización de los estándares, como los estándares de incendio de ASTM y de UL. Sloan dice que, en muchos casos, ASTM y UL Standards and Engagement poseen estándares similares.
“Cuando los estándares son muy similares, como E84 y UL 723 para las Características de combustión superficial de materiales de construcción ambos se mencionan en los códigos de edificación, uno junto al otro, y se consideran estándares equivalentes. Cuando los funcionarios de código están evaluando un producto en cuanto al cumplimiento del código, consultan estos estándares como equivalentes, por lo que nos esforzamos en mantenerlos armonizados tan estrechamente como sea posible”, dice Sloan, vicepresidente del Comité sobre Estándares contra incendios (E05).
El comité sobre estándares contra incendios anticipa agregar a E84 algunas prácticas de UL 723, como la orientación sobre cómo evaluar, promediar y presentar resultados de prueba cuando se efectúan múltiples pruebas. Como mencionó previamente Tim Earl, el comité también está estudiando los procedimientos de montaje.
Sloan agrega: “cuando se desarrollan prácticas de montaje en ASTM, se propone a menudo incorporar esas referencias en UL 723”.
Junto con el E119 y el E84, el comité sobre estándares contra incendios tiene muchos otros estándares importantes, como el Método de prueba estándar para las velocidades de liberación de calor y de humo visible en materiales y productos usando un calorímetro de consumo de oxígeno (E1354).
“El calorímetro es un dispositivo en pequeña escala que nos permite medir cuantitativamente las características de vulnerabilidad de materiales en un intervalo de condiciones de exposición térmica”, dice Janssens. “Fue un avance importante y un hito en nuestra capacidad de efectuar análisis basados en el desempeño mediante modelos computacionales para simular el crecimiento del fuego en una habitación”.
Janssens cita otro estándar, el Método de prueba para la densidad óptica específica del humo generado por materiales sólidos (E622), como uno de los métodos de prueba de incendio de uso más frecuente en todo el mundo. Este proporciona una medición relativa de la producción de humo de un material durante un incendio. Este método de prueba, o una variación de él (E1995), se especifica en las regulaciones de seguridad contra incendios para aviones, barcos y trenes de pasajeros.
El uso de modelos de incendio, modelos matemáticos que calculan el comportamiento del fuego y la seguridad contra incendios, se ha expandido más allá del ámbito del laboratorio de investigación, llegando hasta los servicios de bomberos, la ingeniería y las comunidades legales. Para asegurarse de seleccionar, utilizar y comprender los modelos de incendio apropiados, el Subcomité sobre Ingeniería de la seguridad contra incendios (E05.33) ha publicado la Guía estándar para la evaluación de la capacidad predictiva de determinados modelos de incendio (E1355). Esta guía, para uso de los desarrolladores y los usuarios de los modelos de incendio, los desarrolladores de códigos de modelos, los funcionarios de aprobación y los educadores, describe el procedimiento para validar un modelo de incendio en particular.
Otro estándar, el Método de prueba para determinar la resistencia contra incendio de las barreras perimetrales contra el fuego mediante aparatos de prueba de escala intermedia de varios niveles (E2307), se sometió recientemente a revisión. El estándar, publicado por el subcomité sobre resistencia contra incendios en 1996, prueba la resistencia contra incendios de la unión entre el conjunto de piso y el conjunto de pared exterior, o fachada, de un edificio. “El piso del edificio casi siempre debe tener calificación ignífuga, pero la fachada rara vez la tiene. Entonces, usted debe probar la especificación contra incendios de un elemento que está en la transición, entre tener y no tener calificación”, dice Stansberry.
“Desde la publicación de esto en 1996, hemos visto cambios importantes en el diseño y los estándares arquitectónicos, como más y más vidrio transparente que se extiende desde la losa del piso hasta el cielorraso de un edificio, originando desafíos en la metodología que no se habían previsto cuando se publicó originalmente”, dice. “El subcomité ha tratado de hacer que el estándar evolucione para que permanezca aplicable, aunque los cambios en la construcción pudieran hacer difícil que pase la prueba”.
El Subcomité sobre Fuentes de incendios externas (E05.14) tiene varios elementos de trabajo en progreso relacionados con la seguridad contra incendios, entre ellos uno que trata sobre la profundidad de la carbonización de postes de servicios públicos de madera (WK63252) y otro sobre las paredes exteriores en espacios residenciales.
“También estamos trabajando en un nuevo estándar de propagación del fuego en paredes exteriores que está destinado a evaluar la propagación del fuego en paredes exteriores residenciales o de edificios de Tipo 5. Esta prueba involucra una exposición al fuego estandarizada en la parte inferior de un conjunto de pared exterior de 16 pies. Buscamos tener un método de prueba que evalúe de manera adecuada este recorrido de la llama en el exterior de edificios”, dice Sloan. “Queremos mitigar el peligro de la propagación rápida del fuego hacia arriba por la pared o hacia el espacio de ático de un hogar”.
El subcomité sobre fuentes de incendios externas también ha revisado los Métodos de prueba estándar para pruebas de incendio de coberturas de techo (E108). Sus métodos de prueba miden la propagación superficial de la llama y la capacidad de la cobertura del techo para resistir la penetración del fuego desde el exterior a la cara inferior de una plataforma de techo. Además, los métodos de prueba proporcionan criterios para determinar si el material del techo producirá material volante en combustión, o llamas volantes, cuando se expone a un viento de 12 mph (5,3 m/s).
En respuesta a los incendios de la costa oeste de los EE. UU., se ha vuelto cada vez más importante abordar la protección contra incendios a través de los estándares de las interfaces silvestres-urbanas. Esto generará una mayor actividad para el comité E05, dice Luna.
“Los códigos de edificación se actualizarán, lo cual, a su vez, promoverá el desarrollo de materiales nuevos e innovadores que darán forma a los protocolos de prueba futuros”, dice. “ASTM se centrará en asegurar que todos los cambios necesarios para estos nuevos materiales se aborden correctamente”.
Después de todo, el trabajo del comité sobre estándares contra incendios se propone mantener a las personas más seguras contra un incendio y durante un incendio. “En E05, tratamos con la seguridad vital en todo lo que hacemos. Observamos lo que afecta a los edificios públicos y que podría plantear una situación de vida o muerte para quienes se encuentren en ellos. Todos los miembros del comité tienen en mente los factores de seguridad vital, todos los días. Y tratan de asegurarse de que los estándares aborden los riesgos reales y de evitar que se utilicen materiales y conjuntos de calidad inferior”, dice Stansberry.
May / June 2025